Thursday, March 29, 2007

Tomando decisiones: ¿Razón vs Intuición?

La mayoría, sino es que casi todos los grandes descubrimientos científicos y logros empresariales comenzaron con… una corazonada.

En un museo de Estados Unidos estudiaban una escultura griega, de más de 2000 años, casi completa, sería comprada por el museo en 10 millones de dólares. Durante 14 meses fue sometida a análisis exhaustivos documentos de su historia, dueños, materiales, diseño, época, técnica de escultura, opiniones de expertos, degradación de materiales, en fin todo lo imaginable para verificar su autenticidad. Tenían todas las pruebas posibles con la tecnología disponible. Sin embargo, un conocedor de ese tipo de piezas al verla por escasos segundos exclamo… “Es reciente”, y después otros con tan solo verla expresaban casi de inmediato… “No sé que sea pero como si hubiese un cristal entre la pieza y yo”, “Es como si algo me dijera que nunca estuvo enterrada”, “Si ya pago por ella, pida que le devuelvan su dinero”.

Pero, ¿cómo?, si tenemos pruebas que nos indican que es auténtica, antigua, ¿por qué sólo unos cuantos “expertos” que no pueden explicar que es lo que ven dudan de su autenticidad? Pues bueno, poco a poco esas pruebas irrefutables fueron cayendo en duda y después en contradicciones. Después de varios meses, encontraron que la escultura era una copia de una falsificación ubicada en Suiza.

Ahora imagínate que escuchas lo siguiente: “Mi padre se sentará y le dará toda clase de teorías para explicar porque hace esto o aquello. Pero me acuerdo de que cuando se lo oía de pequeño pensaba: la mitad de lo que dice son tonterías. Quiero decir que yo sabía que lo que le impulsaba a cambiar su posición en el mercado de valores o a hacer otras cosas es el dolor de espalda, que le empieza a torturar. Literalmente, sufre un espasmo, y ése es el primer signo de advertencia”. ¿Le darías tu dinero para que lo invierta? ¿Lo harías sabiendo que toma decisiones en base a su dolor de espalda, algo de que tal vez ni el mismo es conciente, y no las tome por un análisis exhaustivo?. Esto lo dijo el hijo de George Soros, un inversionista multimillonario que tuvo una infancia de clase media en Hungría, refugiándose en Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial.

Entonces, ¿para qué tanto análisis? ¿Para que tanta planeación estratégica? El análisis nos ayuda a conocer el entorno, medir escenarios, explorar posibilidades y darnos un endeble sentido de seguridad porque creemos tener las pruebas suficientes que nos indican que es un buen camino el elegido. Pero en realidad, esto no es suficiente, en algunos momentos, dada la velocidad con la que cambia la dinámica de negocios en el entorno empresarial, la misma vida cotidiana, resulta conveniente tomar de decisiones rápidamente, a veces sin “pensar”.

El ser humano ha sobrevivido a su entorno hostil debido en gran manera a esta capacidad, la intuición. Siguiendo sus instintos, algo diferente a ser impulsivo, evaluando riesgos y actuando en forma vertiginosamente rápida con información que no capta en forma conciente.

Aquí una lista de beneficios al desarrollar tu intuición.

Reduce el estrés y detiene la fuga innecesaria de energía
Incrementa tu efectividad en el trabajo
Fortalece tu creatividad en la escritura y en los proyectos
Facilita el proceso de toma de decisiones
Facilita tu comunicación con otras personas
Incrementa tu comprensión sobre ti mismo
Escuchas mejor, reduciendo la brecha de comunicación
Enriquece tus relaciones interpersonales
Desarrollas una auto-guía intuitiva
Incrementa tu capacidad de hacer elecciones sin estresarte
Mejora tu salud
Incrementa tu “fluir” por las actividades cotidianas y ahorrar tiempo
Incrementa tu conciencia de cómo utilizas tu energía


Entonces, ¿por que no confiar más en la intuición como complemento al análisis lógico?