Sunday, November 06, 2011

La futurología y la realidad del mundo

Pedro Díaz Arcia (06/11/11)

¿Es posible predecir una agresión de Israel o Estados Unidos contra Irán?
¿Se puede pronosticar la intervención de la Organización del Atlántico del Norte (OTAN) en Siria?
¿Podrán Estados Unidos y Europa, con el eventual concurso de economías emergentes, rescatar la economía mundial del foso en que se encuentra?
Para los futuristas, profesiones tan antiguas como el hombre, existen señales, incluso patrones que pueden ser comprendidos y medidos para vaticinar determinados acontecimientos.
En la actualidad, se utilizan diferentes métodos para acercar la visión futura a la realidad presente, entre ellos, el denominado análisis de impacto cruzado, los análisis morfológicos o el más novedoso “el mercado de predicciones”.
Este último es el preferido por los inversores para la compra-venta de acciones o para el conocimiento de los mercados y materias primas.
En materia de predicciones, los modelos suelen evitar las especificaciones y se concentran en tendencias generales. Los detalles quedan a mano de los inventores o los políticos que se encargan de llevar a los hechos lo que aventuran las señales, los antecedentes y el conocimiento de los escenarios y los actores.
En la esfera de la futurología se ha puesto de moda el sistema de análisis conocido como “Culturomics” para predecir disturbios políticos y según el cual muchos de los acontecimientos que caracterizan la “Primavera Árabe” fueron presagiados desde mucho tiempo atrás por “sentimientos de cambio” latentes en la literatura.
No es un secreto para nadie la importancia en los avances de la ciencia que ha tenido la ficción: muchas veces como un anticipo del porvenir.
Pero tampoco hay que ser futurólogo para pronosticar sucesos que están a la vista de todos.
No hay que serlo para saber que la “ruta del petróleo” ha guiado el rumbo de las guerras en el Medio Oriente y África Norte; ni que los planes de rescate financiero de países endeudados hasta la médula buscan salvar el sistema capitalista a costa del creciente sacrificio de los pueblos.
No hay que recurrir al “Culturomics” para vaticinar un creciente e incontenible movimiento de inconformes contra el dominio universal de las corporaciones y contra la discriminación y la desigualdad social.
Cuando los sucesos del 11 de septiembre de 2001 se sabía que era el pretexto para desatar una cruzada de Estados Unidos contra los “países enemigos” y los movimientos de izquierda y progresistas en el mundo.
La intervención militar en Afganistán, la agresión contra Irak -so pretexto de poseer armas de destrucción masiva-, los recientes ataques de la OTAN contra Libia para imponer un gobierno de transición a costa de decenas de miles de muertos y una destrucción incalculable: también eran predecibles.
Como son predecibles las consecuencias que se derivarán de las oscuras maquinaciones y complots estadounidenses-israelíes para desatar la guerra contra Irán, que aspira, con todo derecho a desarrollar su programa nuclear con fines pacíficos.
Las coaliciones de los países más industrializados para buscar una salida a la crisis económica mundial, no será para paliar las carencias de miles de millones de personas en el planeta, sino para afincar regímenes seculares de explotación del hombre por el hombre
Es imaginable, con certeza, la desaparición de naciones enteras en África víctimas del VIH, en medio de una situación de pobreza extrema.

La variable de la desigualdad
Un elemento que se toma en cuenta a la hora de determinar la ubicación de un país en el ranking anual de desarrollo humano: es la variable de la desigualdad, que implica una combinación de determinados niveles de educación y esperanza de vida. Lo que determina que aunque Estados Unidos sea el cuarto mejor país del mundo “para vivir”, sin embargo, el índice de desigualdad lo sitúa en el puesto 23, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) dado a conocer a mediados de esta semana.
¿Qué se puede esperar de países como la República Democrática de Congo situada en el último lugar del desarrollo general y en el 134 con el ajuste por desigualdad?
El nuevo informe del PNUD prioriza las relaciones entre la “sostenibilidad ambiental y la igualdad”, termino referido a la justicia social y el acceso a una buena calidad de vida.
En definitiva, de acuerdo con el estudio: “Los pronósticos sugieren que los persistentes fracasos en reducir los graves riesgos ambientales y las profundas desigualdades sociales amenazan con retrasar décadas de progreso sostenido de la mayoría pobre del mundo, e incluso revertir la convergencia mundial en el desarrollo humano”.
Desde el oráculo de Delfos, al pie del monte Parnaso, en Grecia, hasta los actuales pronósticos del tiempo, el hombre -para bien o para mal-vive en medio del augurio.
Se dice que cuando imaginamos el futuro, tendemos a pensar en un lugar diferente al que vivimos en la actualidad.
Por eso preferiría vivir en el mundo que sueño, más que soñar en el mundo que vivo.
De todas maneras, es recomendable concluir con Albert Einstein: “Yo nunca pienso en el futuro, llegará pronto”.