Es perdonable ser derrotado pero nunca el ser sorprendido. — Federico El Grande.
Se puede ser optimista o pesimista sobre el futuro, quizá haya quienes digan ser realistas, aunque hasta el momento nadie tiene la capacidad de conocer (predecir) el futuro antes que se convierta en presente, y aun así la vivencia del presente queda a interpretación del observador. Sin embargo, existen disciplinas como la futurología (prospectiva y los estudios del futuro), el análisis de tendencias y diversos modelos matemáticos, que si bien no son exactos, nos pueden plantear diversos escenarios posibles, y por lo tanto, tener oportunidad de elegir en prepararnos para afrontar las eventualidades que son previsibles.
En la mayoría de los medios de comunicación masivos plantean escenarios optimistas sobre la economía del mundo, y de México, pero el ser optimista no es una vacuna contra la realidad y sus consecuencias. Es común escuchar a especialistas financieros que consideran, y nos convencen, que los modelos matemáticos de la economía son precisos y correctos. Es algo que como seres humanos nos tranquiliza, nos da certidumbre que al menos alguien sabe lo que está ocurriendo en la economía y que pronto llegará la solución. Pero, la realidad es muy testaruda, y termina contradiciéndolos.
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