Saturday, March 23, 2013

De la geopolítica y los metales preciosos hasta tu bolsillo


“A la mente moderna le disgusta el oro, porque deja escapar verdades incómodas.” —Joseph Schumpeter, economista de la Escuela Austriaca, 1883-1950.

El 22 de agosto de 1944, los 44 países aliados ya veían que estaban ganando la Segunda Guerra Mundial, y se dispusieron a organizar el nuevo sistema financiero internacional. Firmaron diversos acuerdos que constituyeron el Sistema Bretton Woods, que dio origen al Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo, ahora parte del Grupo del Banco Mundial. Se marca así el inicio de lo que sería la Pax Americana, similar a la Pax Romana, y la finalización del imperio británico, que al igual que la mayoría de países europeos, americanos y asiáticos, aliados y adversarios, tenían y tendrían grandes deudas con Estados Unidos.

Entre los acuerdos se establecía que el dólar americano (USD) sería la moneda de referencia, y la única convertible en oro a razón de 35 dólares por 1 onza troy (31.103 gr) de oro con pureza 0.9999 (no estoy seguro si las 9 diezmilésimas ya se utilizaban en 1944), que es cercano a los 24 quilates. Legalmente para el gobierno de Estados Unidos este precio aún es vigente. Las demás divisas ya no regresaron al patrón oro.

Al pasar de los años, Estados Unidos mantenía su guerra con Vietnam, que ya no podía financiar. Por lo tanto, comenzó la expansión monetaria (imprimir dinero), para sufragar sus gastos bélicos, que provocó la devaluación de su moneda. Las guerras son los procesos más inflacionarios que existen, con capacidad para extraer la riqueza de poblaciones de países ajenos a los conflictos.

Ante esta situación, la conversión de dólares de reserva al oro que respaldaba al dólar se aceleró. Pero el detonante fue cuando Francia solicitó la conversión de una gran cantidad de dólares por oro. Entonces, el domingo 15 de agosto de 1971, el presidente Richard Nixon ordena la suspensión temporal de la convertibilidad del dólar en oro. A casi 42 años, la suspensión temporal continúa vigente. Desde ese momento todas las divisas del mundo se convirtieron de facto en dinero fiat, y se liberó de cierta forma el precio del oro.

Posiblemente te estés preguntando qué tiene que ver esta historia aburrida de otros países con tu bolsillo. Bueno, esta historia tiene que ver con la intervención de los gobiernos en los precios, incluidos tu sueldo (salario mínimo), tasa de interés de tus ahorros y, por supuesto, el precio de metales preciosos como el oro y la plata. Incluso en algunas ocasiones, los gobiernos han llegado a la confiscación de propiedades, metales preciosos y ahorros como ya sucedió en Estados Unidos en abril de 1933 y estuvo a punto de ocurrir en Chipre estos días.

Para leer el artículo completo, visita: http://periodismoobjetivo.com/fiscal/af-mar20/

Thursday, March 14, 2013

Aumento de impuestos y represión financiera


“La inflación es la única forma de tributación que se puede imponer sin legislación.” —Milton Friedman, Premio Nobel de Economía en 1976.

En 1973, los economistas Edward S. Shaw y Ronald I. McKinnon de la Universidad de Stanford introdujeron el concepto “represión financiera”, que consiste en medidas tales como préstamos directos al gobierno, topes a las tasas de interés, la regulación de los movimientos de capitales entre los países y una asociación más estrecha entre el gobierno y los bancos.

En 2011, los economistas Carmen M. Reinhart y M. Belen Sbrancia hicieron una hipótesis en un documento de trabajo titulado “Liquidación de Deuda del Estado” que los gobiernos podrían volver a la represión financiera para hacer frente a la deuda tras la crisis económica de 2008. Reinhart y Sbrancia incluyeron además de las medidas mencionadas, la de otorgar créditos directos a ciertas industrias.

A estas medidas podríamos agregar la de otorgar garantías de protección crediticia a ciertas industrias, como está ocurriendo estos días en el sector de construcción de vivienda. Por ahora, el gobierno federal otorga una garantía de que pagará el 30 por ciento de los créditos que no les sean pagados a las entidades que otorgaron un crédito para vivienda nueva.

Esto significa que el gobierno federal estimula a las entidades financieras a tomar mayores riesgos porque saben que están protegidas. A esto se le llama “moral hazard”, riesgo moral. El riesgo moral es una invitación a que las personas de la entidades financieras asuman mayores riesgos cuando las posibles consecuencias negativas de sus actos no son asumidos por ellos ni por las entidades financieras, sino por un tercero, en este caso, la población mexicana.

La oferta del gobierno federal hacia estas entidades financieras es tentadora para ellas porque, sus ganancias son exclusivamente para ellas, y las pérdidas son para toda la población mexicana, la socialización de las pérdidas. La población mexicana pagará con su trabajo las pérdidas, ya que sus ingresos estarán sujetos a más impuestos y mayor pérdida de poder adquisitivo por la devaluación del dinero fiat (inflación) y la represión financiera.

Para leer el artículo completo, visita: http://periodismoobjetivo.com/fiscal/af-mar13/

Dinero social, indeseable para quienes concentran la creación de dinero y el comercio


“Él (Carl Menger) argumentaba que el lenguaje fue desarrollado por la misma razón que el dinero, facilitar la interacción entre las personas. Decía que eran desarrollos ‘orgánicos’. Ni el lenguaje ni el dinero fueron desarrollados por el gobierno.” —Extracto de la biografía de Carl Menger, fundador de la Escuela Austriaca de Economía, en Library of Economics and Liberty.

Desde una perspectiva del desarrollo de la humanidad hasta hace unos siglos, el dinero había sido libre. Fue creado, regulado y descartado por las sociedades desde miles de años antes de su forma actual. Ha convivido desde tiempos remotos con el trueque y el crédito (algunas veces con intereses y otras sin intereses). El dinero primeramente fue basado en varas, conchas, ganado, alimentos, entre otras mercancías (commodities) que eran escasas; después conforme avanzaba el desarrollo de las sociedades, el dinero pasó a los metales preciosos, y éstos poco a poco fueron suprimidos para llegar al actual dinero fiat, que es visible en monedas de metales industriales y billetes de papel, plástico o algodón, pero la mayor parte del dinero del mundo son bits en computadoras.

Por su origen, hablar de dinero social debería ser redundante pero en la actualidad, el dinero social es, para algunos, símbolo de libertad y justicia, y para otros algo que se debe eliminar y sus promotores encarcelados, porque rompe con el stablishment.

Sin embargo, el dinero social, o monedas complementarias, vuelcan a las comunidades a una mayor integración no sólo comercialmente hablando sino también en lo social, al aumentar la confianza mutua y fortalecer la cohesión y el tejido social. Tal vez, esto pudiera asustar a la clase política, ya que muchos integrantes de la misma buscan su fortaleza en la división de la sociedad, y su dependencia a las entidades de gobierno o afiliación a organizaciones de activismo político.

En México es ilegal que la gente, ciudadanía, participe de la creación de dinero, porque por derecho el Banco de México es la institución a cargo de la creación del dinero en México. Sin embargo, en la realidad, también los bancos crean dinero cada vez que otorgan un crédito. Nadie más puede, legalmente, crear dinero. Cada vez que se otorga un crédito se crea dinero hoy pero es dinero que será generado en el futuro. El dinero fiat es inflacionario, se crea de la nada, se cobra interés por ese dinero y de devalúa intencionalmente. El mismo dinero fiat al ser creado por el Banco de México, lo hace como deuda.

Para leer el artículo completo, visita: http://periodismoobjetivo.com/fiscal/af-mar06/

La importancia de la conciencia de la actualidad económica

“El poder reside en el tipo de conocimiento que uno posee. ¿Qué sentido tiene conocer cosas inútiles? Eso no nos prepara para nuestro inevitable encuentro con lo desconocido…” Las enseñanzas de Don Juan por Carlos Castaneda.

Podría parecer obvia la importancia de aprender a administrar las finanzas personales, conocer cómo funciona el sistema financiero nacional, e inclusive el internacional, tener la capacidad para distinguir entre las diversas opciones de financiamiento e inversión al alcance desde la perspectiva personal, ser consciente de cómo funcionan las variables y las estadísticas básicas de la economía. Sin embargo, es necesario ir un poco más allá del conocimiento puramente financiero. Es decir, el tema del dinero y su administración.

La economía tiene una dinámica social, ya que son las personas que toman las decisiones, pero también política, y sujeta a la corrupción. Los gobiernos de las principales economías del mundo tienen un banco central aparentemente autónomo, que fija las tasas de interés de referencia y la política monetaria, y estos gobiernos a través de sus programas definen hacia dónde dirigen el gasto público, y por lo tanto qué sectores serán beneficiados con financiamiento barato o sin costo, a fondo perdido, subsidios, entre otros. En términos prácticos, este enfoque es una economía de planeación central, no una economía de libre mercado como tanto nos han querido convencer por muchos años. Y como no hay torta gratis, la población termina pagando estos gastos no sólo en impuestos, sino también en otro impuesto que no aparece en la legislación fiscal, que es la inflación, es decir la expansión monetaria que genera la pérdida de poder adquisitivo de nuestros sueldos y ahorros.

Para leer el artículo completo, visita: http://periodismoobjetivo.com/fiscal/af-feb27/