Wednesday, January 30, 2013

Una carrera por llegar más rápido al fondo del abismo

“Ahora estamos en el umbral de una muy grave, me parece, acción de confrontación, que es llamada, tal vez excesivamente emocional, guerra de divisas.” —Aleksey Ulyukaev, primer jefe adjunto del Banco Central de Rusia.

UNA DE LAS primeras cosas que debemos comprender es que las divisas oficiales de los países son dinero fiat. ¿Qué es el dinero fiat? Bueno, en términos simples, es dinero de uso legal obligatorio. Contrario a lo que popularmente podría creerse, este dinero no tiene respaldo alguno, es decir, no está respaldo ni por oro ni por algún otro metal precioso a activo tangible; simplemente lo usamos porque no tenemos otra opción legal para la acumulación de riqueza o como medio de intercambio en el comercio. En algunos países se permite la utilización de monedas de oro, plata o algún metal precioso como medio de pago bajo ciertas circunstancias. Otro punto a tener en cuenta es que cuando la emisión o expansión monetaria excede la demanda de dinero se genera inflación, es decir, se devalúa nuestro dinero, y en consecuencia aumentan los precios, primeramente alimentos, energía y combustibles.

El dinero fiat al no estar respaldado por algún bien de valor, en el pasado se utilizó el oro (patrón oro), se puede emitir dinero (llámese creación de dinero de la nada, impresión de dinero, expansión monetaria, flexibilización cuantitativa, quantitative easing o QE), justificando algún “estímulo” económico para detonar el crecimiento de una economía, y su límite dependerá más de acuerdos geopolíticos que de variables financieras y fundamentos económicos. Por ejemplo, el banco central de Japón emite miles de millones de yenes compra bonos del tesoro de Estados Unidos en dólares americanos, y de esta manera financia el gasto deficitario de este último país. Lo mismo ocurre con los demás países que adquieren bonos de otros gobiernos como parte de sus reservas internacionales.

Pero, ¿qué ocurre al final de un proceso de expansión monetaria? Veamos qué ha pasado a través de la historia. En gran parte se atribuye la caída del gran imperio romano a la devaluación de su moneda, el denario de plata. Sin embargo tenemos algunos casos no tan lejanos en el tiempo.

Para leer el artículo completo, visita: http://periodismoobjetivo.com/fiscal/af-enero-30/

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