Thursday, April 25, 2013

Perspectivas de competencia e innovación: China – México


“Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes.” —Confucio.

RECIENTEMENTE EL presidente de México, Enrique Peña Nieto, realizó una gira por el este asiático. En las publicaciones oficiales de la presidencia, mencionaban que México consideraba a China y a Japón como aliados. Pero parece que a algunos medios chinos les pareció algo distinto. Y en parte, porque el gobierno de México ha contaminado la relación diplomática y comercial por muchos años. Muestra de esto, es que México participa en forma entusiasta en las negociaciones del Tratado Trans-Pacífico beneficiando a que Japón ingrese a este bloque comercial promovido por Estados Unidos, y que es, en realidad, un tratado internacional para aislar comercialmente a China.

Ahora bien, es común entre empresarios y políticos mencionar a China como fuente de muchos de los problemas de competencia tanto fuera (principalmente en Estados Unidos, destino de aproximadamente 80 por ciento de nuestras exportaciones), como dentro del país. Encontramos comentarios que van desde mano de obra barata, país de maquila, esclavitud, competencia desleal, manipulación del valor de su divisa, contrabando de mercancías, piratería y cuantas prácticas abusivas se le puedan acomodar. En parte todo eso es cierto, pero, en realidad, ¿en México estamos haciendo nuestra parte para mejorar la competitividad?

El Banco de México está empeñado en aumentar el valor del peso, con el argumento de que nuestro país no debe sostener su crecimiento económico ni sus exportaciones mediante valores subvaluados del peso. Una pregunta básica es ¿por qué Estados Unidos, Japón, Reino Unido y la Zona Euro sí quieren mantener sus divisas subvaluadas para soportar su crecimiento económico y aumentar sus exportaciones?

Por otro lado, el actual gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, cuando fue secretario de Hacienda, no propuso estímulos o incentivos fiscales a la innovación. Por el contrario, propuso estrangular a las empresas mediante el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) para erosionar su liquidez (flujo de efectivo). Desde entonces, el flujo de efectivo para las empresas ha sido una papa caliente, de la cual deben deshacerse en el mismo mes que la reciben, porque de lo contrario esos recursos financieros serán confiscados por el fisco, lo que hace más difícil la sobrevivencia de las empresas.

Otro tema pendiente, en cuanto a competitividad, es que para la clase política la economía ilegal, llamada informal, es un negocio financiero y político. De ahí obtienen recursos en forma ilegal que son destinados a fines personales, electorales, grupos de choque. Entonces la competencia desleal es promovida desde el aparato del gobierno municipal, estatal y federal. Mientras las personas de la economía ilegal no pagan impuestos, en la economía formal pagan impuestos y demás extorsiones a los que se ven obligados para mantener sus negocios operando. El señor Carstens, como secretario de Hacienda, tampoco hizo algo para aumentar la base tributaria y reducir la economía ilegal.

Por sus acciones, pareciera que el Banco de México se interesa en proteger los intereses de elites financieras nacionales y extranjeras, lo que nos muestra que su modelo favorece a una economía financiera y no a una economía industrial. Recordemos que la creación de riqueza está en la producción de bienes y servicios útiles para la personas, no en los negocios financieros que no producen riqueza sino que únicamente se enfocan a transferir la riqueza de quienes la producen a quienes controlan la creación del dinero y del crédito.

Para leer el artículo completo, visita: http://periodismoobjetivo.com/fiscal/af-abr24/

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